Fumar un puro es una experiencia ritualista que involucra todos los sentidos, desde el olor del tabaco hasta la sensación del humo en boca. Sin embargo, hay varios factores que pueden interferir con esta experiencia placentera. Te presentamos 10 cosas que pueden arruinar tu fumada:

1. Elección de un puro mal conservado

La correcta conservación de los puros es esencial para mantener su sabor y quemado uniformes. Un puro que ha estado expuesto a una humedad o temperatura inadecuada puede secarse, lo que provoca un quemado desigual o que el puro se desmorone. Por otro lado, un puro demasiado húmedo puede ser difícil de encender y generar un sabor amargo. Mantén tus puros en un humidor con un nivel de humedad entre el 65% y el 72%.

2. Cortar el puro de manera incorrecta

Un mal corte puede obstruir el flujo de aire o hacer que el puro se deshaga. Cortarlo demasiado cerca de la cabeza del puro puede provocar que se desenvuelva, mientras que un corte torcido o irregular afecta la experiencia de fumar al alterar el tiro. Usa un cortador adecuado, como un guillotina o tijeras para puros, y corta de forma limpia y precisa.

3. Encender el puro con una fuente de fuego inadecuada

Encender un puro con una fuente de fuego que no sea neutra, como un encendedor de gasolina o cerillas perfumadas, puede impregnar el puro con olores y sabores no deseados. Lo ideal es utilizar cerillas largas de madera o encendedores de butano, ya que estos no alteran el sabor del tabaco.

4. Fumar demasiado rápido

Uno de los errores más comunes es fumar el puro demasiado rápido, lo que provoca que se sobrecaliente. Esto no solo puede afectar negativamente el sabor, haciéndolo más amargo, sino que también puede hacer que el puro se queme de manera irregular. Disfruta tu puro a un ritmo pausado, dando caladas suaves y dejando que el tabaco se enfríe entre cada una.

5. Fumar en un ambiente ventoso

El viento es enemigo de una buena fumada. No solo dificulta encender el puro correctamente, sino que también provoca que este se queme de forma dispareja. Además, el humo puede dispersarse rápidamente, impidiendo que disfrutes del aroma que es parte clave de la experiencia. Busca un lugar tranquilo y resguardado del viento para fumar.

6. No prestar atención a la humedad ambiental

Si estás fumando al aire libre en un clima extremadamente seco o húmedo, esto puede afectar cómo se quema y percibe el puro. El clima seco puede hacer que el puro se queme más rápido de lo esperado, mientras que la alta humedad puede dificultar su encendido y alterar el sabor. Intenta fumar en un ambiente con una humedad moderada para obtener la mejor experiencia.

7. Escoger un puro que no se adapta a tu nivel de experiencia

Si eres nuevo en el mundo de los puros, elegir un puro demasiado fuerte puede ser abrumador y desagradable. Un cigarro con un cuerpo demasiado intenso puede saturar tus papilas gustativas y hacer que la experiencia sea incómoda. Es mejor comenzar con puros de cuerpo medio o suave, y poco a poco experimentar con opciones más fuertes.

8. Fumar con un estómago vacío

Fumar un puro en ayunas puede hacer que te sientas mareado o con náuseas, especialmente si el puro es fuerte. Asegúrate de haber comido antes de encender un cigarro, y si es posible, acompáñalo con una bebida que complemente el sabor del tabaco, como un café, un whisky o un ron.

9. Interrumpir la fumada constantemente

Fumar un puro requiere tiempo y concentración. Si te encuentras interrumpiendo la fumada constantemente, ya sea por distracciones o porque tienes que apagar y encender el puro varias veces, perderás la continuidad y la progresión de los sabores que desarrolla el tabaco a medida que se quema. Dedica tiempo exclusivo para disfrutar de tu cigarro sin interrupciones.

10. Dejar que el puro se apague solo

Aunque algunos creen que un puro apagado no afecta la experiencia, la realidad es que dejar que un cigarro se apague solo puede alterar su sabor. Cuando el puro se apaga, el tabaco frío puede volverse amargo al volver a encenderlo. Si necesitas una pausa larga, es mejor dejar de fumar por completo en lugar de volver a encender el cigarro.

Fumar un puro es un arte que se perfecciona con el tiempo y la práctica. Asegurarte de cuidar estos pequeños detalles hará que cada fumada sea placentera y memorable. Desde la elección del puro adecuado hasta el entorno en el que lo disfrutas, cada factor influye en la experiencia general.

¡Tómate el tiempo de hacerlo bien y saborea cada momento!

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