El ciclo del tabaco se inicia con la selección de la semilla para sembrar. La tierra elegida, en la actualidad, se prepara mediante la aplicación de bromuro de metilo a zonas cubiertas con nylon y selladas con tierra con el objeto de esterilizarlas impidiendo el crecimiento de otras plantas.

Basta un gramo de la minúscula semilla para sembrar cerca de 10 metros cuadrados de terreno. Posteriormente la labor consiste en una cuidadosa limpia y desyerbe de la planta, luego se realizan las operaciones de capazón y deshijamlento para lograr de las plantas el crecimiento requerido y se seleccionan constantemente mediante el proceso de polinización por «embolse”; cuando la planta está madura se le hacen diferentes cortes que en la actualidad son de primera, segunda y tercera, refiriéndose con ello no sólo al orden de su realización, sino también a calidades especificas. Las hojas cortadas y ensartadas en hilos son puestas a secar a la sombra en grandes galeras, proceso en el que tardan entre 30 y 60 días de acuerdo a las condiciones climatológicas. Se calcula que entre la siembra del tabaco y su presentación al mercado el producto ha pasado por más de 92 operaciones de selección que quedan al arbitrio de los experimentados cosecheros tabaqueros y sobre todo de su agudeza visual, olfativa y táctil.

La cosecha, por ejemplo, no deberá ser temprana ni tardía, y eso depende de ser realizada cuando la planta presenta una exacta tonalidad entre el verde y el amarillo. También se dice que la cosecha deberá ser en menguante para que las hojas no sufran en textura, elasticidad y aroma. A medida que se inició ia masiva producción de cigarrillos, el proceso agrícola sufrió transformaciones: ia calidad de la hoja cedió paulatinamente su puesto a la cantidad, introduciéndosela hibridación con el objeto de conseguir hojas extraordinariamente grandes, asimismo se introdujeron avances tecnológicos como las secadoras, humificadoras e incluso el uso aún no bien estudiado de una serie de agentes químicos, por ejemplo a los tabacos rublos para no usar tabaco negro como combustible, se les aplica potasio mediante aspersiones sobre los plantíos antes de cortarse, o en el proceso de elaboración de los cigarros; incluso se ha dicho que grandes cantidades de hoja de papaya se utilizan en las mezclas suaves de mayor éxito comercial.

Tabaco veracruzano

En el período posterior a las reformas de 1856 el cuadro imperante en las actividades tabaqueras era el de una multiplicidad de pequeños cultivadores que surtían mercados locales o regionales y el de un sinnúmero también de pequeños talleres domiciliarios que se dedicaban a labrar y expender el tabaco. Por lo que respecta al mercado externo como la solución al cultivo de la hoja, éste se cerró al tabaco mexicano por diversos factores: para esas fechas el cultivo del mercado era casi universal, además se hablan formado monopolios en diversos países que se hacían cargo de toda la actividad.

A pesar de todos los obstáculos el tabaco veracruzano fue lenta mente incrementando su importancia. El florecimiento que la actividad iba a presentar al doblar el siglo se debió a las carao terísticas geográficas y climáticas que hacían ideal el territorio veracruzano para el cultivo del tabaco; también el asentamientos México de diversos expertos tabaqueros que introdujeron el conocimiento, producto de los secretos de las hojas y el capital necesario para producirla y además la posibilidad de establecer un sistema de sobreexplotación del trabajo agrícola del tabaco, que permitió una considerable reducción en sus costos de elaboración. Se trasladaron a México diferentes individuos que buscaron implantar en tierras veracruzanas una industria tan pujante como la que hablan ayudado a cimenta* en Cuba.

Valle Nacional

Parece ser que Ramón Balsa lúe el primero que emprendió grao des inversiones en Valle nacional. aunque éste se encuentra localizado en Oaxaca, quedó integrado a la economía veracruzana de tabaco. Valle Nacional se encuentra situado en una profunda cañada que tiene una anchura aproximada de tres y diez kilómetros y que presenta la característica de poseer únicamente una vía de entrada: el rio Papaloapan. Según los expertos tabaqueros emigrados en ningún lugar como en sus feraces tierras se podía cultivar la mejor calidad de tabaco oscuro. Bajo el engaño de un contrato firmado, o bien secuestrados por la policía por el sólo hecho de haber cometido alguna falta leve, afluían a Valle Nacional numerosas personas cada año, incluyendo niños y mujeres. Una vez ahí eran sometidos a un régimen de trabajo tan duro que, según John Kenneth Turner en su libro México bárbaro, no duraban más de un año con vida.

Las feraces tierras de Valle Nacional al combinarse con los tabaqueros inmigrantes y sus sistemas de sobreexplotación de la mano de obra, llevaron a que se elevará notablemente la producción nacional; sin embargo las posibilidades que tenia el tabaco mexicano de colocarse en el exterior se debilitaron fundamentalmente debido a que diversos países europeos lograron, al finalizar el siglo, abastecerse de tabaco producido en sus propias colonias, tal es el caso de Holanda que dejó de comprar tabaco mexicano en la medida que desarrollaba una intensa explotación tabaquera en el territorio de lo que hoy es Indonesia, por lo que del total de la producción mexicana de tabaco labrado se exportó en 1900-1901 el 5 por ciento, en 1910- 1911 sólo se exportó el 1.5 por ciento. Los clientes europeos más seguros y constantes fueron Alemania, Inglaterra y Francia.

El año de 1923 fue catastrófico para las pureras veracruzanas, ya que aunque supuestamente se crea una fábrica más, el capital desciende a la mitad y el número de obreros lo hace casi en una proporción similar. También se menciona entre los escollos que entorpecen el desarrollo del negocio del tabaco, las pérdidas consistentes en el desperdicio en la elaboración de los puros, como en el obligado obsequio de las “fumas” (cierta cantidad de tabaco otorgada por la fábrica el trabajador).

El panorama tabacalero de los veintes con base en la entrada de la British American Tobaco (BAT), producto de la fusión del monopolio tabacalero American Tobaco, Co., y la Imperial Tobaco Co., las cuales establecieron un acuerdo con los productores ingleses que abarcó el mundo entero, contempló varias transiciones: del tabaco oscuro al rubio, de la importancia agrícola de Veracruz a la de Nayarit, del puro al cigarrillo, y sobre todo de la propiedad industrial de viejos capitales extranjeros avecindados en México a la de grandes consorcios transnacionales. La zona productora de Nayarit que ya habla despuntado en potencialidad desde el inicio del siglo, no hizo sino incrementar su participación.

Durante la década de los veintes, mientras se aclimataban las variedades rubias en la costa del Pacífico norte y se tenía que importar parcialmente de Estados Unidos el tabaco necesario para elaborar cigarrillos, la exportación de productos labrados de tabaco mexicano se desplomó estrepitosamente.

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